La cetosis, en términos sencillos, es un estado metabólico en el que el cuerpo utiliza la grasa como principal fuente de energía. Normalmente, el cuerpo obtiene su energía del azúcar, es decir, de los carbohidratos. Si no dispone de carbohidratos durante un periodo de tiempo prolongado, tiene que encontrar otra forma de funcionar. Aquí es donde entra en juego la cetosis. En cuanto se agotan las reservas de glucosa se movilizan las grasas propias del organismo, que en parte se transforman en el hígado en cuerpos cetónicos. Este proceso es la llamada cetogénesis. Los cuerpos cetónicos proporcionan energía al cuerpo. Como la cetosis no comienza hasta que se han agotado las reservas de glucosa de los músculos y del hígado, solo pueden consumirse cantidades muy pequeñas de carbohidratos. Pero no se preocupe, incluso en el estado de cetosis no hay déficit de energía. Los cuerpos cetónicos son hidrosolubles y pueden ser transportados por la sangre a todos los órganos. También atraviesan la barrera hematoencefálica y están a disposición del cerebro como fuente rápida de energía. Activan las células nerviosas y la capacidad de pensar y estimulan el desarrollo de nuevas células cerebrales a partir de las células madre del cerebro. Este fenómeno suele ir acompañado de una fuerte subida del estado de ánimo. También se ha demostrado que las personas que ayunan con regularidad son menos propensas a la depresión, los episodios de ansiedad y las enfermedades neurológicas, como el Parkinson y la demencia. Asimismo, las cetonas tienen un efecto calmante sobre las inflamaciones crónicas, que desempeñan un papel muy importante tanto en las enfermedades inflamatorias crónicas (p. ej., reumatismo, alergias, epilepsia o esclerosis múltiple) como en las enfermedades de la civilización (p. ej., obesidad, hipertensión, diabetes, enfermedades cardiovasculares). La cetosis que se origina durante el ayuno, pero también en las dietas ricas en grasas, no solo alivia el dolor y los síntomas, sino que además normaliza el metabolismo del azúcar y de las grasas. El ayuno regular, por ejemplo con nuestra BOX DE AYUNO, ayuda a retrasar los procesos de envejecimiento de las células del cerebro y del organismo.
Por ejemplo, un europeo de peso normal puede alimentarse únicamente de sus reservas de grasa durante 40 días, aunque un ayuno tan prolongado rara vez es necesario por motivos terapéuticos.
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